martes, 19 de enero de 2010

Marcelino Sanz


DON MARCELINO SANZ DE SAUTUOLA



Primer explorador de las Cuevas de Altamira.

Nació en Santander en junio de 1831.

Realizó sus estudios en Santander, y a los 17 años terminó el bachillerato.

Posteriormente estudió disciplinas relacionadas con la agricultura y la ganadería.

Era un gran apasionado del coleccionismo, fundamentalmente de curiosidades históricas y numismáticas y también de ejemplares de Historia Natural.

Introdujo y cultivó el eucalipto en Cantabria.

Pertenecía a una de las más importantes familias señoriales de Cantabria que, al igual que otras muchas de refinado abolengo, tenían por costumbre residir durante el verano en el campo.

Los Sanz de Sautuola eran propietarios de una espléndida finca en Puente San Miguel.

Don Marcelino gustaba de realizar excursiones por las inmediaciones de la finca que efectuaba con extraordinario interés y rigor, obteniendo con ello unos resultados muy satisfactorios y fructíferos que destinaba a engrosar sus colecciones.

En 1879 en una de sus salidas, tuvo lugar el extraordinario y memorable acontecimiento de visitar y explorar una cueva que había sido descubierta por un cazador llamado Modesto Cubillas.

Iba don Marcelino acompañado en esta ocasión por su hija María, quien ingenuamente le dijo a su padre ¡ Mira papá , bueyes pintados!.

Don Marcelino descubrió en aquel momento para toda la humanidad, la Capilla Sixtina del Arte Cuaternario, es decir las extraordinarias Cuevas de Altamira.

Este descubrimiento maravilloso, sufrió al principio de suspicacias e incomprensiones por parte de algunos científicos y eruditos que con rencorosas insidias no exentas de mezquindad y envidia, negaban su verdadero valor.

No obstante, don Marcelino tuvo la satisfacción y el inmenso orgullo de ser el descubridor de esta maravillosa obra, recibiendo el apoyo de sus ilustres amigos don Juan Vilanova, académico y catedrático de la Universidad Central, don Eduardo de la Pedraja descubridor de las cuevas de Cobalejos en Piélagos y la de la Fuente del Francés cerca de Hoznayo, y del prestigioso científico cántabro don José de Argumosa de gran autoridad y prestigio reconocido.

Al tiempo, padeció innumerables sin sabores por parte de los detractores entre los que se encontraba el también cántabro don Ángel de los Rios, ”el Sordo de Proaño” y de otras vicisitudes ya a nivel internacional en los congresos de Lisboa en 1880 y en los de Berlín y la Rochelle en 1882.

Sin embargo, la cueva desde su descubrimiento fue visitada y examinada tanto por las personalidades que reconocían su valor como por otros adversos al mismo, siendo en ambos casos estos visitantes del máximo relieve.

El rey Alfonso XII y sus hermanas también fueron visitantes y admiradores del extraordinario hallazgo.

Aún cuando todavía habría de transcurrir mucho tiempo para que se reconociese internacional y científicamente por la totalidad de los científicos, la autenticidad de estas pinturas, don Marcelino iba alternando a sus partidarios cada vez más numerosos y poseedores de irrefutables conocimientos históricos con los detractores que mantenían su criterio desfavorable.

Don Marcelino, falleció en 1888 sin haber podido llegar a ver el reconocimiento pleno de su gloria por parte de toda la comunidad internacional, y de su merecida entrada y permanencia en los anales de la historia como uno de los personajes que contribuyeron con su estudio y trabajo al descubrimiento de uno de los más extraordinarios tesoros de la humanidad: nuestras Cuevas de Altamira.

Fuente consultada:
Retablo biográfico de
Montañeses Ilustres.
Tomo II

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